miércoles, 18 de octubre de 2017

"" UNA VISIÓN CLARA ""

22 octubre 2017
Lectura: Lucas 19

Una visión clara - nuestra motivación y nuestro gozo

Consideren el lazo que existe entre los conceptos de la visión, la motivación y el gozo. Yo diría que todos necesitamos una visión clara que nos motive, lo cual se hace una fuente de gozo no solo para el futuro sino también para el día de hoy.

Es correcto que se nos instruye en lo que deberíamos y no deberíamos hacer. Es correcto y necesario entender nuestras fallas y  examinar nuestras motivaciones. Es esencial evitar lo que interrumpe en la carrera en Cristo. Pero nada de esto nos vale de nada si no nos fijamos a dónde vamos. ¿Por qué? Porque si no vemos lo que hacemos, si no sabemos a dónde vamos o ni siquiera queremos, no vamos a ningún lugar. Pronto perdemos la motivación si no hay destino.

Así que pensemos en nuestro destino, objetivo y visión. Por ejemplo, si planeamos una visita a otra parte para conocer un río o parque, primero tenemos en mente el destino final. Segundo, empezamos a organizar el transporte y el costo. Si vamos en bus ¿dónde lo abordamos y dónde tomamos el otro? ¿Cuándo sale y regresa? ¿Hay lugares  peligrosos? ¿A quién podemos preguntar para más detalles? ¿Podemos llevar un mapa? La probabilidad de llegar al destino a tiempo, sin incidente y con calma es proporcional al nivel de preparación. Aun sabiendo el destino, si dejamos la preparación, perdimos tiempo buscando el lugar en vez de progresar. Además, corremos el  riesgo de no llegar al destino.

Sin duda que vemos el valor de la visión hablando de lo literal. ¡Cuánto más  vale la pena tener una clara visión clara respecto a nuestra vida espiritual! Y con el destino del reino de Dios (y en adelante lo definiremos con detalle), ¿qué mejor motivación podemos esperar?

Claro que Jesús poseía una visión bien clara desde muy joven. Decimos que nos reunimos y cesamos  las actividades cotidianas para recordarnos de él. Y recordando a Jesús es recordar todo lo que representa -- el por qué y quién fue. Y debemos preguntarnos ¿por qué recordar todo esto? Para amoldarnos a  él. Y si tu respuesta es así, pregúntate: ¿Estoy  con el  mismo gozo que  mi hermano mayor? (Heb 12:2). Tomemos en cuenta  Hebreos 12:3 que termina así: “... para que no se cansen ni pierdan el ánimo”.

Cuando Zaqueo no pudo ver, no se dio por vencido. Al contrario, Zaqueo subió a un árbol para ver a Jesús (Lucas 19). ¿Qué hacemos nosotros para ver a nuestro salvador? Enfrentado con el desafío de la vista bloqueada, Zaqueo hizo lo necesario para aclarar su visión. Qué buena lección para nosotros. Aun más, Lucas 19 nos dice que la salvación viene con esta visión clara:

9 —Hoy ha llegado la salvación a esta casa —le dijo Jesús—, ya que éste también es hijo de Abraham.
10 Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Zaqueo no fue hijo de Abraham por su linaje, sino por su fe, tuvo raíces en una visión clara. El buscó, encontró y fue motivado por lo que vio.

Jesús nos cuenta una parábola que también toca el punto de la visión, la de 3 siervos que no la compartían igual. Qué gran contraste entre la percepción del último en comparación con  los dos primeros. Pero para entender la visión de cada siervo, hay que preguntarnos:

¿Qué visión tenían de su Señor?
¿Cómo fueron motivados por lo que veían?

Los primeros 2 siervos percibieron a un Señor que busca el esfuerzo no perfecto sino sincero. El último vio a un maestro duro y exigente y se dio por vencido aun sin ni siquiera haberlo intentado. Es probable que su pensamiento fuese  así: “No alcanzaré la perfección entonces no vale la pena intentarlo.”

Pensando en estos puntos de vista muy diferentes me hace preguntar:

¿Cómo vemos a nuestro Dios?
¿Le tenemos miedo y temor solamente?

O reconozcamos su misericordia y gracia para con nosotros y aún más cuando consideramos el sacrificio de su hijo. Y que esto nos obliga, como dice Pablo en 2 Corintios 5:

14 El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron.15 Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado.

Y reconociendo otra vez el gozo que Cristo tuvo en mente mientras tanto, ¿enfocamos en el gozo que ha de venir, ahora y para siempre? Pensemos en el gozo otra vez. ¿Qué significa realmente? Pablo nos explica un poco en 1 Tes 2:

19 En resumidas cuentas, ¿cuál es nuestra esperanza, alegría o motivo de orgullo delante de nuestro Señor Jesús para cuando él venga? ¿Quién más sino ustedes? 20 Sí, ustedes son nuestro orgullo y alegría.

Entendemos por lo menos  dos definiciones de la alegría o el gozo: el gozo del futuro reino de Dios y el gozo de hoy. ¡Y Pablo atribuye la fuente de este gozo a los creyentes! Consideren el concepto que el gozo de hoy viene de compartir con nuestros hermanos y hermanas el gozo que esperamos en el futuro. Es decir que compartimos una medida del gozo del reino, hoy en día. ¿Cómo? —me preguntas. Volveré a clarificar lo que consiste el gozo verdadero más adelante, pero consideren que Juan también enseñó del gozo en 3 Juan 1:

3 Me alegré mucho cuando vinieron unos hermanos y dieron testimonio de tu fidelidad, y de cómo estás poniendo en práctica la verdad.4 Nada me produce más alegría que oír que mis hijos practican la verdad.

La alegría de Juan vino de observar a los creyentes “practicando la verdad”. Y compartimos gozo uno con el otro al percibir algo del gozo del futuro -- suponiendo que de verdad  es nuestra meta y visión. Y para que nunca olvidemos esto creo que es de suma importancia  citar los versículos  de Isaías 51:

7 »Escúchenme, ustedes que conocen lo que es recto; pueblo que lleva mi *ley en su *corazón:
   No teman el reproche de los *hombres, ni se desalienten por sus insultos, 8 porque la polilla se los comerá como ropa y el gusano los devorará como lana. Pero mi justicia permanecerá para siempre;
      mi salvación, por todas las generaciones.» 9 ¡Despierta, brazo del Señor! ¡Despierta y vístete de fuerza! Despierta, como en los días pasados,  como en las generaciones de antaño. ¿No fuiste tú el que despedazó a *Rahab,  el que traspasó a ese monstruo marino?10 ¿No fuiste tú el que secó el mar,
      esas aguas del gran abismo? ¿El que en las profundidades del mar hizo un camino para que por él pasaran los redimidos? 11 Volverán los rescatados del Señor, y entrarán en Sión con cánticos de júbilo;
      su corona será el gozo eterno.  Se llenarán de regocijo y alegría, y se apartarán de ellos el dolor y los gemidos.
Versículo 7 empieza con el punto clave: la ley de Dios debe morar en el corazón. Sin duda Cristo estaba pensando en versículos como estos cuando hablaba de “acumular tesoros en el cielo” (Mat 6) y cuando concluyo: “donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” Me debo preguntar, ¿dónde está mi corazón?

Si tenemos puesto en frente de nosotros el gozo eterno de versículo 11, tal visión nos ayudará a acumular el “tesoro en el cielo”. Que nunca subestimemos  nuestra necesidad y el poder de una visión clara en la cual podemos confiar.

José fue otro hombre quien tuvo una visión bien clarita. Bajo la luz de Lucas 19:17, José básicamente actuó en su vida la parábola del siervo fiel:

"¡Hiciste bien, siervo bueno! —le respondió el rey—. Puesto que has sido fiel en tan poca cosa, te doy el
gobierno de diez ciudades."

José sufrió mucho, probando su fe en Dios y, en fin, se le fue dada autoridad sobre todo el mundo ‘civilizado’ en aquel entonces, primero que él fue solo Faraón. Veo mucha semejanza de los dos siervos fieles quienes doblaron su inversión inicial. Ellos aumentaron su inversión así como José mostró crecimiento en su vida. José tuvo una visión del plan de Dios y su propósito se rebeló en su vida,  a pesar de sus circunstancias. De hecho, creo que los sueños de José los cuales leemos en Génesis 37 fueron razones claves de su resistencia. Esos sueños fueron más que una simple profecía, mas le dieron a José la dirección, el enfoque y la claridad que le permitiría perseverar. Consideren el estímulo de fe que  habría sido el ver a sus hermanos cumpliendo sus sueños mientras se postraron ante el buscando alimento en Egipto durante la sequía.

Que descripción más adecuada para José es Mateo 6:33:

Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

Este versículo aunque sea muy bien conocido y repetido es mucho más que “un versículo lindo”,  es una receta de gozo, crecimiento y realización.

Ahora bien, quisiera enfatizar el efecto de la visión clara en la vida de José. Aunque leemos mucho de José, no encontramos ninguno de sus pecados  documentado en las escrituras. La Biblia abunda de ejemplos para nuestro aprendizaje. Aprendemos de ejemplos de malas decisiones, errores y pecados. También nos enseñan ejemplos de buenas decisiones, fortalezas y cualidades piadosos. José es un ejemplo de esta última categoría. José tuvo una visión que  lo llevó a través de todos los desafíos. Además, para nosotros José fue una visión de  alguien  con el carácter piadoso. José es una visión de aquel que ha sido limpiado. No digo que José nunca pecó. Al contrario, Romanos 3:23 dice:

Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.

Mas, quiero decir que José es la visión del tipo de persona que queremos convertirnos, por sus buenas cualidades. Lo digo en el sentido de Isaías 1:18:

»Vengan, pongamos las cosas en claro   —dice el Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata?
    ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura?  ¡Quedarán como la lana!

De esta manera también nos blanquea de nuestros pecados el sacrificio de nuestro salvador, Jesucristo. Y esta vida de tribulaciones nos hace crecer para prepararnos para el reino de Dios. Pero este tipo de crecimiento no  viene sin una visión clara.

¿Cómo le ayudó la visión a José específicamente? Trabajó bien duro. Se acuerdan que fue vendido a  esclavitud y aun peor, por sus hermanos. Pero nunca se quejó. Perdono a los demás aunque (de un punto de vista humano) habría tenido toda la razón de culpar a Potifar por acusaciones falsas, por encarcelarle o a sus hermanos por haberle vendido y puesto en circunstancias tan horribles. Pero nunca se dio por vencido. En vez de culpar a los demás vemos en José los principios de paciencia, perdón, perseverancia, fe y amor.

Las experiencias de José le prepararon para la eternidad. ¿Es nuestro destino también?

Volviendo al concepto de gozo y que es en particular, hay que preguntarse, ¿en qué pensamos al considerar el reino de Dios? ¿Es un lugar? ¿Trata de personas? ¿Tiene que ver con cambios físicos y medioambientales? Decimo que sí respecto a todo lo mencionado. Pero más que todo este  reino de Dios se trata de quienes seremos en aquella época que ha de venir. Otra vez, esto es lo que le preocupo a José.

Miren  “las bienaventuranzas” que aparecen en Mateo 5 desde versículo 3 al 12. El pasaje menciona diferentes tipos de personas, todas con la visión puesta en “el reino de Dios”. ¿Pero de qué consiste? El reino de Dios consiste de personas que han intentado desarrollar cualidades como las que vemos en estos versículos, como: bondad, generosidad, conciencia piadosa, humildad, dedicación, simpatía, misericordia, consideración, paciencia, fe, confianza y perseverancia.

La visión de una esperanza segura nos ayuda a desarrollar estas cualidades sabiendo que en el futuro reino de Dio serán perfeccionadas estas cualidades en nosotros. Es decir que tendremos este gozo de perfeccionar estas características en el futuro medioambiente de paz y justicia. La naturaleza humana nos brinda oportunidades de dudar pero  tiremos a un lado toda duda dando lugar a la certeza del regreso de Jesús. Debe ser el faro que nos ilumina la senda adecuada de nuestras vidas.

Empezamos con una consideración del gozo que motivó a Jesús. Con el entendimiento que el gozo es más que solo un sentimiento, tiene sentido lo que dice Jesús en Juan 15:

10 Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.11 Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa.

Qué alegría o gozo más completo de uno que tiene su raíz, no en un sentimiento superficial, sino con fundamentos de las cualidades de Dios cuyas cualidades vemos en José y aún más en Jesús. Nosotros podemos tener este gozo como ya consideramos en 1 Tes 2:19-20, si nuestra visón no tambalea. Pablo sigue hablando de la visión clara contando de sus prisiones y tribulaciones en Hechos 20:24:

Más de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

Pablo no solo buscó la salida más rápida a sus problemas. Sino que tampoco tuvo como  motivación  placeres temporales de la vida diaria como si fuera un premio de haber salido de tal aflicción. La visión de Pablo y su gozo, así como Cristo, se enfocó en las buenas nuevas del reino de Dios. Nosotros necesitamos ver más allá de nuestras pruebas y aflicciones. ¿Pero cómo? —me preguntas. Requiere la planificación. Hay que conscientemente poner el evangelio delante de nosotros. Si no tenemos un plan o un mapa para llegar al reino, no llegaremos.

No digo esto como si fuera fácil enfrentar  toda adversidad así con esta actitud. Pero sí lo digo para enfatizar el punto con la cual empecé: necesitamos una visión y un plan de llegar.

Que incomparable esperanza compartimos y que alegría y gozo disfrutamos por medio de  nuestro salvador quien tuvo una visión firme implementando el plan divino de su Padre. Este sentimiento se refleja en 1 Juan 1:3 Les anunciamos lo que hemos visto y oído, para que también ustedes tengan comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.4 Les escribimos estas cosas para que nuestra alegría sea completa.

Que cada uno de nosotros  resuelva aclarar la visión, a agarrarla bien firme,  no dejándola nunca.

Hermano Jeff Hibbs (Canadá)

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